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Los museos en la educación. El museo como HUB. Jorge Bejarano, Museo de Arte Moderno de Medellín

Con el sello de garantía que puede dar el Museo Thyssen-Bornemisza, estos días se celebra en su sede el II Congreso Internacional de Museos en la Educación. "De la acción a la reflexión" es el punto de partida para analizar las iniciativas realizadas por las instituciones hasta el momento y reflexionar sobre el futuro de los museos ante nuevos contextos. A lo largo de estos tres días (21, 22 y 23) reconocidas instituciones culturales intentarán dar un poco de luz a este camino incierto - pero sin duda más social - hacia el que se encaminan inevitablemente los museos y centros culturales.

Utilizando el blog como cuaderno de apuntes, estos días trataré de escribir por aquí sobre aquellos aspectos que me han parecido más relevantes de cada ponencia. 












EL MUSEO COMO HUB. Jorge Bejarano. Museo de Arte Moderno de Medellín.

Jorge Bejarano es productor cultural y Director del Departamento de Educación y Cultura del Museo de Arte Moderno de Medellín, Colombia. Desde su centro apuesta por una museología social que genere nuevos espacios y contribuya a la construcción de un marco general de acción que ayude a potenciar la producción cultural partiendo del ámbito regional. 

El Museo de Medellín parte de la unión de un grupo de intelectuales que diseñaron hace 30 años un proyecto sencillo y reducido para la creación de un espacio cultural. Próximo en sus inicios al museo comunitario y contando con la participación activa del público, logró promover grandes eventos que llevaron al Ayuntamiento de la ciudad a revitalizar una antigua zona industrial situando allí el centro de operaciones culturales. La inversión en cultura está logrando transformar la ciudad a partir de la creación de una red de iniciativas diseminadas por todo Medellín. El propio contexto en el que se inserta el museo determina la perspectiva con la que afrontar sus pautas de actuación, entendiendo así la cultura como motor del desarrollo y las transformaciones sociales.

 Por ello, el Departamento de Educación y Cultura asume su labor como medio para emprender actividades vinculadas a la ciudad y fomentar la producción cultural y el desarrollo de eventos que abarquen las diversas manifestaciones de la cultura de manera accesible a los ciudadanos. Muchas de las actividades generadas por el museo están enmarcadas en espacios alternativos de la ciudad e intentan difundir el conocimiento de manera informal. Es el caso de los programas dirigidos al sector infantil a través de proyectos como La ciudad y los niños o La maleta viajera, en los cuales los barrios y regiones periféricas sustituyen al espacio institucional como lugar de experimentación y aprendizaje artístico.

A las conexiones con la ciudad se le añade además el trabajo colaborativo y en red. Se deben establecer  relaciones de confianza tanto con otras instituciones y disciplinas como con el público para construir de manera conjunta y expandir la reflexión educativa (como se refleja en proyectos como LabSurLab o Interfaz). Jorge Bejarano apunta a la endogamia sectorial como enemiga de las redes, y defiende la construcción de una cartografía cultural a partir de la expansión y creación de redes más promiscuas en las que se incluyan diferentes instituciones y áreas de conocimiento. De este diálogo y del aprendizaje que deriva de los propios procesos surgen nuevas metodologías sobre la gestión cultural que requieren de la redefinición del profesional de la cultura. Ante este escenario es preciso avanzar hacia un concepto más amplio que comprenda las áreas necesarias y asuma los nuevos roles del trabajador cultural como intelectual transformativo.

Asimismo, debe tenerse en cuenta que el proceso y la metodología tienen tanta relevancia como el resultado. El hecho de poder establecer vínculos entre los diferentes sectores de la población y el museo permite construir nuevos campos de pensamiento a partir del intercambio transdisciplinar generando reflexión.  Y esta reflexión debe llegar también a las propias instituciones, que han de repensar su función y estructura para hallar una tercera vía aún difusa, que apoye la creación en otros sentidos y contribuya a la creación de espacios temporalmente autónomos. Además del cambio de paradigma que está originando la cultura digital, los cambios sociales y las nuevas demandas de los ciudadanos requieren que el espacio cultural se transforme. Debe tenerse en cuenta que, a diferencia de otras instituciones como la universidad, el museo continuará siendo interesante si alberga iniciativas y formatos atractivos al considerarse el espacio como una excusa a través de la cual se generan relaciones, actitudes, herramientas, metodologías y conocimientos.

“Existe una duda constante sobre cómo debe ser el museo del siglo XXI (si es que es un museo). El museo como espacio tradicional va a dar a luz un nuevo ente que todavía no tiene denominación”. 


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